Cuando se acerca y la respiración no sabe si acelerarse o silenciar hasta llegar a la paz más sincera y profunda, cuando camina y su máxima torpeza hace enloquecer cada fibra de mi cuerpo. Cuando respira y su aliento es lo único que ansian tus pulmones, cuando habla y tus papilas gustativas buscan su lengua en cada letra que sale de su boca; cuando es así, tan absolutamente absurdo como solo sabe, tan increiblemente estrafalario como cien carnavales juntos. Tan pensativo que la sombra de sus pestañas levanta un misterio cada vez que calla, tan grande que se te encoge el corazón tan solo de pensarlo.
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