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10 de marzo de 2013

Dicen que si un árbol cayese en medio de un bosque vacío y abandonado no emitiría sonido alguno, pues realmente no habría nadie para escucharlo y demostrar que realmente ese ruido se ha emitido. Según el principio de incertidumbre en ese momento el árbol ha podido tanto sonar como no y por tanto somos nosotros los que elegimos si lo oímos.
Retomándonos a dicho principio también podríamos decir, en un caso hipotético, que nuestros sentimientos se basan en esa incertidumbre. Al no ser nada físico, nada palpable o que se pueda definir sin comparaciones medianamente poéticas, somos nosotros los encargados de descifrar ese sentimiento y nombrarlo de una manera u otra.
Por ejemplo: sentimos cosquillas en el estómago al estar con una persona- Nuestra mentalidad nos ha enseñado que es señal de amor ¿cierto? Pues no, estamos muy equivocados, es alegría, llana y simple, y nos empeñamos en pensar que todo en la vida son mariposas y corazones de caramelo, pero no es así. La vida son experiencias que no se repiten dos veces, canciones que nos hunden la moral o nos llevan a lo más alto, sabores que nos bañan la lengua de sensaciones increibles, personas y emociones que nos queman en la piel, tanto para bien como para mal.
Según el principio de incertidumbre solo nosotros  sabemos lo que estamos viviendo, cómo lo vivimos y porqué sucede de esta manera, así que cuando nos quejamos porque la vida esinjusta, porque no pasa lo que queremos o porque todo nos resulta una gran mierda, en realidad nos quejamos de las elecciones que nosotros mismos tomamos, de la cobardía que nos impide actuar cuando deberíamos y de las oportunidades que perdemos por el miedo que nos inventamos a fallar.

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