Saltas y parece que el final es el infinito vacío, corres y la meta cada vez se coloca más lejos de tu posición, como si se riera de ti, como si se alejara para llevarte la contraria; nadas y el agua te presiona en la espalda hundiéndote poco a poco de 5 en 5 metros y aunque hagas fuerzas para evitarlo nadie te escucha, no hay flotador que valga, los manguitos te están pequeños; caminas y los pies te pesan, arrastran por el suelo, dejan un rastro horrible en el suelo y se llenan de polvo que luego costará años quitar; te tumbas en la cama y no puedes levantarte, no puedes respirar pues tus costillas se cierran al rededor de tus mayores órganos vitales y cada extremidad parece un muerto agarrado a tu tronco. Te resulta monótono vivir tu vida, te cansan los días y el sonreír se hace costoso, cuando así de pronto alguien te ayuda, tira de tu mano y te sube a su espalda, te lleva hasta un mundo mejor y con confianza y como si nada te mira y te dice: ey, estoy aquí para hacerte feliz.
En este mundo siempre habrá todo tipo de personas, desde las que te hunden, hasta las que te salvan la vida.
ResponderEliminarMuchas veces nos sentimos solos pero no miramos a la gente que tenemos alrededor.
Me ha gustado mucho tu blog, me hago miembro sin dudarlo.
Un saludo desde: elcaminosiempreeslargo.blogspot.com