11 de mayo de 2012
La mayoría de las enfermedades tienen cura, los dolores se pasan con pastillas, los esguinces se envuelven en vendas blancas, los huesos rotos se acaban soldando con la escayola; los picores se solucionan con suaves pomadas, los dolores de músculos desaparecen con masajes; el estrés, los nervios, la pena, la desgana... Acaban desapareciendo con un par de horas hablando con alguien.
Las flores muertas se remplazan, las casas sucias se limpian y decoran, los cristales rotos son sustituidos por otros nuevos, las sillas desmontadas se acaban reparando con un par de tornillos.
Los males cotidianos se arreglan con remedios cotidianos. Para los grandes problemas hay grandes remedios. Para todos los casos raros hay cien soluciones raras. ¿Y para los dolores del alma? ¿Alguien sabe si hay cura para eso?
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