Me planteé si en algún momento podría aparecer una persona lo suficientemente valiente, fuerte e inteligente como para levantarse a proteger a los débiles, a luchar por sus derechos; y mi triste conclusión fue que, visto lo visto y lo que mis pocos años de vida me habían demostrado, esa idea mía no era más que descabellada y absurda se mirase por donde se mirase.
Y vosotros direis: claro, es imposible que un ser humano posea todos esos increíbles super poderes, ni siquiera que pueda crearlos. Pero no, eso no tiene nada que ver con el motivo de mi simple e inocente conclusión.
El porqué tuve que negarme la posibilidad de la existencia de algún súper heroe similar al de los cómics es an sencilla como el analizar la palabra con la que éstos eran definidos: SUPER HEROE
Tan fuerte y absurda al mismo tiempo que me empujaba por todos los lados a rechazar mi ridícula idea.
Y ¿que tiene esa palabra de malo? os preguntaréis, muy sencillo: si pensamos que para los griegos Hércules fue el mayor héroe conocido y que este gran hombre se convirtió en héroe tras asesinar con sus propias manos a su familia entera, ya podemos ir intuyendo que no estamos hechos para hacer el bien sin que el mal aparezca de alguna forma entre nuestras acciones.
Y si recapacitamos, a parte de nuestro mal interno entendemos por héroe a aquel personaje que es máximamente bueno, que es extremadamente generoso con los ciudadanos... Entonces, ¿porque le añadimos el súper delante? ¿A caso esos héroes tienen problemas de autoestima y tienen que envalentonarse? O ¿es que nosotros tenemos que exaltarlos para creernos su inmenso poder?
Así que no, no existen los héroes y nunca existirán los súper héroes, repito: nunca.
Por lo que lo único que nos queda es poner nuestras más necesitadas esperanzas en nosotros mismos, en la parte más buena que hay en nuestra alma para arreglar aquello que veamos injusto, aquello que dañe al mundo y no solo a nosotros mismos, aquello que alumbre un poco lo peor que llevamos dentro.
Por lo que lo único que nos queda es poner nuestras más necesitadas esperanzas en nosotros mismos, en la parte más buena que hay en nuestra alma para arreglar aquello que veamos injusto, aquello que dañe al mundo y no solo a nosotros mismos, aquello que alumbre un poco lo peor que llevamos dentro.
No hay comentarios:
Publicar un comentario