Páginas

Translate

9 de enero de 2014

A veces te echo de menos. 
Recuerdo
una sonrisa.
Los ojos que observan
atentos
cada paso al que te aproximas. 
Hay días 
en los que mi cabeza
parece no entender el vacío. 
O no querer hacerlo. 
Me precipito 
y me anticipo a la idea de siempre. 
Contínua. 
Paralela a la verdad. 
Y una nebulosa,
que parece disfrutar entre mi pelo, 
nubla las imágenes grabadas.
Trata de deshechar mejores momentos. 

Los oídos ensordecen 
y ya las risas no son lo mismo. 
No suenan las palabras,
ni siquiera alborota el ruido. 
Los labios se sellan solos. 
De pronto todos somos mimos. 
Y la transformación se produce. 

No consigues adivinar 
la densidad de sus pestañas. 
O las marcas en la cara. 
¿Realmente recuerdas sus ojos?
Ni su propio movimiento. 
Ni las caricias,
ni la suavidad de la piel. 
Ni como guardaba su ropa. 

Y el recuerdo,
o el olvido,
presiona en el centro de tu pecho. 
Y por un momento,
tu propio palpitar 
rememora el tictac 
de aquel que fuese su latido. 

Y pareces recordar el olor de sus sábanas. 
Como eran tu navío protector.
Como disfrutaba nadando
y los veranos junto al mar. 
Te miras al espejo 
y sin quererlo
buscas sus rasgos en tu rostro. 

Y para que mentir, 
siempre te echo de menos. 
Y me siento egoísta 
por haber crecido tanto. 
Tan lejos de tus brazos. 
Tan fuera del alcance 
de tu vista. 
Tan a pesar de que prometí 
que el tiempo nunca pasaría. 





No hay comentarios:

Publicar un comentario