como el corazón palpitante
de un enfermo terminal.
Como las hojas
que se deslizan insinuantes
desde la copa de los árboles.
Como el respirar
de un recién nacido
que por primera vez decansa
y da la vida a una mujer.
Como una llama,
la flama que se alza
y derrite,
poco a poco,
la cera que ahoga el oxígeno que la alimenta.
Trata de luchar,
ordenar las ideas astilladas
en eso que llaman neuronas.
Inexistentes.
Derretir un glaciar
con la chispa de un mechero incandescente.
Inútil.
Energía malgastada en un círculo vicioso.
Cantar a un sordo
los mayores éxitos del Soul contemporáneo.
Como el ciego
que busca la luz con un trágico suicidio.
Sin derramamientos de sangre.
Sin humano presente.
Encontrar algo hermoso
del reptar de una serpiente.
Víbora que se envenena
con sus propios dientes.
Elegancia en el canibalismo
de la mantis religiosa.
Arrancando de raíz
las hierbas inservibles.
Alma de dominante.
Y no hay camino que se escriba solo.
No hay paréntesis que dejen
respirar al peregrino.
No hay dolor.
No hay destino.
Sólo existen dudas.
Sólo,
lo que nos lleva a implusarnos
cuando nos hundimos.
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